No tenemos que olvidar que el juego es lo que marca el ritmo del día a día de todo niño. El juego es la mejor manera de aprender para los niños. Gracias al juego, el niño podrá aprender nuevos conocimientos, un nuevo vocabulario (a veces en lengua extranjera ya que muchos videojuegos usan términos en lengua inglesa), memorizar gestos, comprender situaciones y adquirir los comportamientos adecuados. La ventaja con los videojuegos es que el niño aprenderá sin notarlo y, por eso, pedirá cada vez más juego. Sin embargo, el niño se dará cuenta que sus acciones tienen consecuencias, a veces irreversibles. También podrá aprender la restricción y el respeto mediante las reglas del juego. Un estudio alemán ha demostrado que jugar 30 minutos al día aumentaba la formación de la memoria y de las aptitudes motoras (ya que lo que se aprende jugando se queda más tiempo almacenado en la memoria) y ayuda al desarrollo de estrategias. No obstante, es evidente que no hay que dejar vuestro hijo jugando a un juego de guerra violento delante de una pantalla todo el día, pero se trata más de encontrar un equilibrio entre el tiempo de estudio y la diversión. A continuación, estudiaremos los diferentes beneficios de los videojuegos en los niños:
- Los videojuegos permiten, en primer lugar, que los niños se familiaricen con las herramientas informáticas mediante las cuales podrán jugar a sus juegos favoritos. Aprenderán a encender y apagar el dispositivo, conectarse, no hacer clic en cualquier sitio… Es también una manera de responsabilizar vuestro hijo.
- Los videojuegos permiten estar preparado frente a cada eventualidad y prevenir el inesperado. Permiten también resolver problemas de la vida cotidiana más fácilmente sabiendo que el jugador se enfrenta a menudo a rompecabezas, enigmas, situaciones imprevistas (a veces peligrosas) o de vez en cuando, hasta debe realizar acciones contrarreloj. En realidad, son sus fracasos que permiten al niño mejorar su perseverancia, afrontar varias situaciones al mismo tiempo y aprender de sus errores.
- Los videojuegos aceleran la toma de decisión: el hecho de entrenarse para afrontar imprevistos, situaciones vergonzosas o incluso a veces violentas y peligrosas en los videojuegos permite disminuir el tiempo necesario para tomar una decisión cuando nos encontramos frente a una situación similar en la vida real.
- Los videojuegos mejoran los resultados escolares. Siempre tenemos en mente el estereotipo de los videojuegos sinónimo de abandono escolar, pero eso es totalmente falso si nos basamos en un estudio australiano que demostró que, jugando a los videojuegos, los niños siguen desarrollando aptitudes enseñadas a la escuela. En efecto, parece que la lectura, las matemáticas y las ciencias podrían ser útiles para resolver enigmas o rompecabezas.
- Los videojuegos permiten mejorar las aptitudes de la vida cotidiana, en particular en lo que se refiere a la gestión y la organización que podemos encontrar en la mayoría de los juegos.
- Los videojuegos favorecen la creatividad, sobre todo en los juegos de construcción como Minecraft o los juegos de Lego, entre otros.
- Los videojuegos favorecen la sociabilidad. Otro estereotipo cuando pensamos que los jugadores se quedan encerrados en su casa como ermitas y que no ven ni hablan con nadie. Hemos descubierto que los videojuegos permitirían conocerse mejor a sí mismo aprendiendo a entender sus fuerzas y sus debilidades y a controlar sus emociones (en particular en el momento del fracaso). Los videojuegos podrían también favorecer la comunicación y la comprensión entre los jugadores metiendo a prueba el trabajo en equipo, el respeto, la empatía, la solidaridad, la reflexión y el hecho de escuchar al otro a la hora de tomar una decisión en común…
- Los videojuegos tienen un efecto antiedad ya que permiten hacer trabajar nuestro cerebro. Así nos quedamos atentos y practicamos nuestros reflejos.
- Los videojuegos favorecen una mejor coordinación entre los ojos y las manos. Por culpa de las numerosas informaciones que el jugador tiene que tomar en cuenta (leer los diálogos o cualquier otra información que aparezca en la pantalla, utilizar sus reflejos para anticipar la acción que se va a producir y la concentración que todo eso exige) favorecen la coordinación entre los ojos y las manos. Esta coordinación es también benéfica en la vida cotidiana porque hace que la gente sea más rápida en las acciones que emprenden.
- Jugar a videojuegos lleva un importante uso de la zona del córtex frontal, lo que nos hace multitarea. En efecto, la zona del córtex frontal está conocida por ser la zona del cerebro responsable de la planificación, de la atención y de la realización de las tareas múltiples. Si tomamos el ejemplo de los músicos como los pianistas, podemos ver que no necesitan tanto usar su cerebro para cumplir tareas utilizando las manos, así como los jugadores. Eso está completamente vinculado con lo que hemos mencionado previamente sobre la coordinación entre los ojos y las manos.
- Los videojuegos pueden servir de ayuda para los niños disléxicos. En efecto, gracias a juegos estimulantes (y no juegos lentos y aburridos), parece que los niños disléxicos son más aptos a leer ya que no se concentran en el hecho de leer sino en la resolución del juego.
- Los videojuegos permiten reducir el estrés, rechazar nuestros miedos, superar mejor un traumatismo, olvidar una sensación o un momento desagradable, o simplemente escaparse.
- Les videojuegos permiten estimular la confianza del niño en sí mismo mediante recompensas emitidas por los juegos cuando termina una misión, por ejemplo. Eso le permite ganar en confianza y sentirse aún más seguro a la hora de sumergirse en proyectos de la vida cotidiana o a la escuela.
En resumen, como hemos podido constatar en la mayoría de los puntos precedentes, los videojuegos mejoran la concentración. Esta concentración está estimulada de diferentes maneras: la acuidad visual, los reflejos, la memoria o incluso la elaboración de estrategias. En efecto, los jugadores aprenden a mirar en las direcciones estratégicas, su memoria se ve mejorada aprendiendo de sus errores, la experiencia del juego mejora los reflejos y el lado estratega. Todos estos elementos permiten hacer ganar un tiempo considerable al niño y le hace mejor frente a otros jugadores, pero también le es beneficioso en la vida real ya que se vuelve más ágil y más rápido que los demás.